martes, 15 de marzo de 2011

NO SOLO BASTA CON LOS PEZQUEÑINES



















“PEZQUEÑINES, ¡NO GRACIAS!, debes dejarlos crecer” rezaba la famosa campaña publicitaria en contra del consumo de peces por debajo de la talla legal (con lo buenas que están las cariocas y las xoubiñas). Sin duda es una de las medidas de gestión encaminadas a explotar el recurso de una manera sostenible; pero no es tan simple la cosa como pueda parecer. No llega con preservar a los más pequeños de la actividad pesquera.
 Existe históricamente el convencimiento de que pescando únicamente los individuos más grandes estamos actuando correctamente desde el punto de vista “ecológico”; pero esto no es del todo cierto (The importance in fishery management of leaving the big ones; Birkeland and Dayton, 2005). En esto de los seres vivos no podemos decir que “pesa” lo mismo un kilo de paja que un kilo de hierro, me explico.

                                                       Fecundidad de la especie Trisopterus luscus (faneca) en relación con su talla y peso

Actualmente los modelos de gestión para las pesquerías utilizan la biomasa de peces de una población para estimar el número de huevos que van a poner y por conseguiente calcular el número de peces que tendremos en el fututro (esto es lo que se considera en grandes rasgos el reclutamiento). En estos modelos no tienen en cuenta si la población está compuesta por individuos grandes y viejos o pequeños e “inexpertos”. Sin embargo, está ampliamente aceptado por la comunidad científica que esto no es así por diferentes motivos. Algunos de los más importantes están en la cantidad y calidad de los huevos y larvas producidos. Los individuos más grandes y viejos producen una considerable mayor cantidad de huevos comparado con los individuos más jóvenes y pequeños. Además la calidad de los huevos y larvas tampoco es la misma (Maternal age as determinant fo larval growth and survival in a marine fish, Sebastes mlanops; Berkeley et al., 2004).

Individuos más grandes producen larvas y huevos más grandes que tienen más posibilidades a la hora de competir en el medio marino. También se hace más corta la época de puesta de la población cuando eliminamos los individuos más grandes de la misma reduciendo las posibilidades de huevos y larvas para encontrar las condiciones oceanográficas adecuadas para su desarrollo. Todas estas hipótesis tienen validez para especies de vida más o menos larga que se reproduzcan varias veces a lo largo de su vida (iteróparas). Existe hoy en día nuevas hipótesis (Olsen et al., 2004; Law, 2007) que defienden que la elevada presión pesquera sobre los individuos más grandes de un stock repercute en una selección genética induciendo cambios evolutivos hacia individuos más pequeños y por lo tanto con menor fecundidad.

                                             Importancia de la estructura de la población

Todavía se está trabajando sobre estas líneas ya que no resulta sencillo separar los efectos de un posible cambio genético de una simple adaptación fenotípica, densodependiente o no. En definitiva, la cosa no es fácil de solucionar. Tenemos que proteger los grandes y los pequeños y por supuesto no podemos comernos todos los medianos, ¿qué podemos hacer entonces?. Por medio de la selectividad de las artes de pesca podremos proteger a los pequeños pero los más grandes seguirán siendo objeto de explotación. Hay autores que proponen como media de gestión la creación de una red de reservas marinas (Fisheries sustainability via protection of age structure and spatial distribution of fish populations; Berkeley et al., 2004).


Fuente: Ecologia Azul

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